El proceso comienza con la recolección de las uvas en su punto óptimo de maduración. Una vez en la cooperativa, las uvas son cuidadosamente pesadas, analizadas y verificadas para asegurar que están en perfectas condiciones.
Las uvas son despalilladas y estrujadas antes de fermentar en depósitos de acero inoxidable, donde se controla la temperatura. Los vinos tintos maceran junto con los hollejos para extraer color y taninos.
Tras la fermentación, los vinos se decantan naturalmente para separar los sólidos. Posteriormente, pasan por procesos de filtración y estabilización para garantizar la pureza y calidad del vino.
Los vinos tintos de mayor calidad se envejecen en barricas de roble francés durante varios meses, lo que les permite desarrollar complejidad y carácter. Finalmente, reposan en botellas antes de ser comercializados.